viernes, 23 de enero de 2009

Campamento a Cerro Viejo: Por las cañadas

Mes de noviembre y ya sonaba entre los miembros de la comunidad la posibilidad de regresar al Cerro Viejo después de nuestra aventura del año pasado

A finales de diciembre quedamos de acuerdo que sería la segunda o tercera semana de enero. Se nos avisó la fecha de la asamblea informativa y quedó para la tercera. Se avisó a la Comunidad Olympo y dos miembros del Clan Domremy.


Paisaje en el Cerro Viejo


Las siguientes entradas del blog relatarán un poco de nuestra experiencia en el ascenso, campamento, y descenso del Cerro Viejo este año. Ahh, también una que otra anécdota!!


Los asistentes al campamento fueron:


Comunidad Olympo:
Belén, Itzia, Estefanía, Malena y Diana



Ruta del ascenso




Clan Domremy:
Miriam y Lucy


Ruta del descenso




Comunidad Thor Heyerdahl:
Fede, Paco, Gus, Miguel, Daniel, José, Diego y Jorge


Quince en total, fuimos los scouts decididos a conquistar la cumbre el Cerro Viejo, a subir y regresar como un equipo, aunque hubiera entre nosotros dos puntitos rojos... jeje, luego, luego la carrilla (en buen plan, ya saben eh!)


El Ascenso


Viernes 15 de Enero de 2009


Cerro Viejo


Pues con diferentes integrantes (a los del año pasado) y con el mismo obstáculo y diferentes objetivos fue que nos disponíamos a conquistar la cima del 3º Cerro más grande de Jalisco.




Luego de que los queridos padres nos dejaran a unos cuantos metros de donde comenzaríamos a subir. Despues de la foto y despedir a los padres que nos llevaron a tlajomulco pues empezamos nuestro recorrido guiados en su mayoría por el José (maystro) quien iba en la punta y con la ayuda de Jorge que le decía por donde seguir un mejor camino para todos,







durante los primeros 30 minutos nos encontramos con otros scouts, uno de ellos celebraría su cumpleaños no. 60 en la punta del cerro,


seguimos el camino y nos encontramos con un bebedero de ganado (el agua se veía muy mala) para nada nos paramos y pues continuamos...




hasta donde nos hallaríamos por primera vez la una manguera (que tenía mucho agua rica agua jajaja) junto con la manguera había cerca que cruzamos y a unos metros de ahí comeríamos.



Pasando de unos minutos continuamos ya que apenas comenzaba la aventura, como veníamos un poco retazados y pues la meta era llegar lo mas rápidamente posible a la punta del cerro para que no callera la noche mientras caminábamos,





caminando vimos que había muchos insectos pequeños que parecían plaga eran millones pisabas y como ellos brincaban parecía que llovía pero no eran los bichitos (que luego serian canción)







pues luego de varios descansos y pues las porras para que siguiéramos en la batalla por alcanzar la lo más alto del cerro, llegamos a las antenas pasadas las 6 de la tarde y buscamos un buen lugar cuesta abajo a unos 60 metros de donde estaban las antes fue donde elegimos para que fuera nuestro hogar por un par de días.




La noche fría nos abrazaba y pues teníamos que hacer una buena fogata para poder elaborar algo para cenar calentarse un poco con ya que la temperatura baja muy rápidamente, como ya era de noche y estábamos en medio de una nube no se veía mucho, no pudimos conseguir muy buena leña así que pues la fogata duro poco solo cocinamos y pues algunos teníamos demasiado frio como para seguir afuera y pues decidimos irnos a la casa,



luego de la cena y de que apagaran la fogata muy bien todos nos fuimos a dormir y pues las olympus construyeron refugio (y fue de verdad dormirán hay) jajajajaja pues nosotros muy fresas dormimos en la casa de campaña, y luego de platicas extrañas nos dormimos ya que las act. Empezarían a las 7 am del día siguient...




En la cima


La hora en la que nos levantaríamos la mañana del sábado era incierta, ya que había hecho demasiado frío en la noche y la mañana pintaba aun mas fría.


Alrededor de las 8 de la mañana estábamos ya todos despiertos, y a partir de las 9:30 iniciarían las actividades, después de algunos misterios, en el volado perdió la patrulla Drake y serian los primeros en poner la actividad. Pero antes de eso, cada equipo se dispuso a preparar sus necesarios alimentos para el desayuno.


La primera actividad fue el calentamiento, organizado como ya mencione por el equipo Drake, con unos ejercicios medio raros, después jugamos “vidas” individuales y por equipos, que consiste en acomodarse una pañoleta y evitar que te la quiten mientras tratas de quitar la de los demás, en el ultimo juego vivimos una feroz batalla entre el equipo Drake, Sigtrygg y Jorge el jefe de comunidad.








La siguiente actividad fue organizada por los dirigentes de ambas comunidades, Belén, Jorge y Fede, se trataban de 3 bases, para esto formamos 3 equipos de trabajo (revueltos), en la base de Belén la actividad era de practicar y aprender amarres, en la de Jorge, se trataba de nudos y un poco de orientación y por ultimo en la de Fede veríamos algunos tipos de tejidos. Esto fue seguido de la actividad del equipo Sigtrygg, la cual consistía en, entrar a un círculo pequeño al menos con un pie, sin que los demás te sacaran y no entrar de último. Aprovechamos para tomarnos algunas fotos hacia el otro lado del cerro.









Ahora tuvimos tiempo para preparar la comida, ir por leña y lo que cada quien considerara necesario antes de la actividad del equipo Gaia, cabe mencionar que Jorge y Federico los jefes de la Comunidad Thor Heyerdahl fueron en busca de un riachuelo marcado del mapa mientras nosotros estábamos en la actividad; átomos, donde ya para terminar, y por una maniobra mal calculada; Lucy resulto con una lesión y se sentía muy mal, fue necesario improvisar una camilla con camisolas (como la de Belén jeje) para transportarla al lugar de acampado para que reposara.




Después de poco tiempo, regresaron los exploradores… con agua! Y nos entregaron a nosotros el bote de 5 litros de Daniel lleno. Ahora regresaríamos, unos cuantos metros arriba hacia las antenas, para tomarnos fotos y ver como caía la noche poco a poco, aprovechamos para una interesante sesión de fotos, también comenzaríamos a planear el regreso con 3 posibles rutas: por donde habíamos subido, por el camino de terraceria, y por la cañada (donde se encontraba el agua), cada quien dio su opinión.




Ya de regreso, sin luz, pudimos observar muchísimas estrellas, constelaciones y hasta satélites artificiales surcando el cielo nocturno, ahora cada comunidad tendría una ceremonia por separado; Diana renovaría su promesa con la Comunidad Du Olympus, Itzia recibió un adelanto de vida al aire libre y Paco por parte de la Comunidad Thor Heyerdahl también recibió el adelanto de Desafío.




De regreso al campamento pudimos ponernos ropa adecuada para el clima, (todos esperábamos un frío similar al de la noche anterior) y a preparar la fogata, donde tuvimos la actividad preparada por parte del Clan Domremy (Miriam jeje) que fue una reflexión-reconexión con el mundo que nos rodea, muy padre la verdad. Y bueno, la fogata se convertiría en cocina comunitaria esa noche… todos a descansar temprano para el descenso que nos esperaba al siguiente día, todos los equipos debían estar en pie a las 7 de la mañana.


En el transcurso de irnos a dormir y verdaderamente dormir, el insomnio y creatividad que hicieron presa a los caminantes nos llevaron a componer “La casa de campaña”…






El Descenso


29 de enero de 2009
Luego de una noche, donde la casa de campaña amenizara los rincones de cerro viejo. Jajajaja.

todos caben, sabiéndolos acomodar...




El día comenzaría a primera hora para comenzar el descenso, luego de un desayuno lleno de muchas semillas para darnos energía, y poder llegar hasta donde nos estarían esperando nuestros queridos padres.


Luego de levantar los campamentos y limpiar muy bien y dejar en mejores condiciones que como lo encontramos, y comenzamos a bajar (finalmente por la cañada) pues luego de un gran tobogán de hojas donde podíamos bajar sentados de una manera muy divertida,



unos que querían bajar de pie y pues había muchas hojas y se caían de una manera graciosa, de pronto nos encontramos con unas partitas muy mala onda que nos picaron a la mayoría y pues dolía mucho porque hasta la ropa pasaban y si te caías estaban las platitas mala vibra unos metros más abajo estaba el rio donde nos recargaríamos agua para el largo camino que faltaba.











Un bonito lugar para tomarse un par de fotos. Continuamos el camino, hacia abajo, luego de que internamos bajar por un lugar donde no se podía y tendríamos que regresar un poquito, y con la bueno ubicación gracias al mapa de Jorge y al GPS de yuyin. Salimo por donde subimos y reencontrarnos con la manguera, seguimos el recorrido, llegamos al lugar donde de subida comimos y pues ese



mismo lugar nos gusto para volver a comer, una vez ya comidos y con las energías pues nos falta poco para llegar a donde nos estarían esperando nuestros padres, pues luego de muchos descansos, las platitas mala onda,








llegamos a la parte de abajo del cerro más adelante estaría la piala con agua para el ganado seguimos caminado y unas personas que paseaban por ahí en cuatrimotos les darían raite algunas chavas así nos detendríamos mas adelante porque nadie nos esperaba, luego de descansar un rato y descubrir que la manguera estaba hay otra ves llegaron las personas que nos llevaron hacia la ciudad otra vez.







La retirada


Algunos nos quedamos todavía un rato esperando a otros padres que quedaron de ir por sus queridos hijos; otros se retiraron por compromisos.


Hubo un poco de plática sobre los recuerdos del año pasado, en especial desde el punto de vista de los que se encontraban abajo. Cosas que no se publicaron en la bitácora de la Volanta del año pasado... donde partimos de El Molino y bajamos a Huejotitán.



... finalmente llegaron los papás que faltaban. Nos acomodamos en los autos y al parecer la alarma de uno de los auto de los papás es muy buena, ya que no dejó que encendieran el auto. Pero otro super-papá llegó al rescate, la puenteó y volvió a prender el vehículo. Luego, partimos por fin rumbo a Guadalajara alrededor de las 19:45 horas... uff


Vencimos al que nos hizo batallar el año pasado, pero esta vez sin ojos ni cuchillos perdidos, sin tomas de orina, sin piquetes de avispa, sin caídas, sin fila india amarrados por una cuerda, sin insolados, sin caminatas nocturnas al lado de cañadas, sin ambulancias ni otros servicios de rescate...




Otro punto de vista


16,17 y 18 de enero de 2009
Conquistadores: Diego, Gustavo, Federico, José, Jorge, Paco, Miguel, Daniel (GPS), Diana, Belén, Fanny, Malena, Itzia, Lucy, Miriam.


Para variar, el día de la salida se me hizo tarde; la comida era mucha, la mochila o muy grande o muy pequeña y el camino sería largo para conquistar la cima. Recuerdo que el año anterior prácticamente llevaba mi sleeping y un poco de agua, pero ahora tratando de evitar a toda costa lo sucedido antes, debíamos llevar lo necesario, pero llevar lo necesario significaba peso en la mochila.
Con un poco de preocupación y desesperación llegué al parque, quizás unos veinte o quince minutos más tarde de la cita. Nos dividimos en dos camionetas y un carro: la camioneta que manejaba el papá de Belén y la que manejaba la mamá de Lucy; el carro era manejado por el papá de Paco.
Yo iba en la camioneta de la mamá de Lucy, en la parte de atrás viajaban Diego, Fede, José y Jorge; en la doble cabina íbamos la mamá de Lucy un par de amigas de ella, Lucy y yo. Con un poco de interferencia por el viento, Jorge nos guió hasta Tlajomulco de Zuñiga, para después buscar el camino que el año pasado divisamos en un punto de nuestra caminata.
Encontramos el camino, nos dieron un pequeño “enmpujoncito” por él. Fuimos convocados a formación, hicimos la oración y yo no me animé a hacer el grito del clan, aún no me lo sabía je,je. Antes de empezar la caminata, nos tomamos la foto de ley (todos limpiecitos). Además, Lucy y yo nos repartimos la comida que ahora, sí estaba organizada previamente con un menú, basado en carbohidratos.
Tomamos nuestras cosas y comenzamos la nueva aventura, la revancha con Cerro Viejo. Cada quien iba tomando su ritmo, pero poco a poco, nos íbamos cansando y aún faltaba un largo camino. Hicimos descanso no mucho después de comenzar la aventura.
En el camino algunos tomábamos un poco de semillas, para entretener la boca y mantenernos activados. Checábamos el mapa topográfico y el GPS de Daniel. Un poco más avanzados nos encontramos a scouts ya experimentados (iban en carro) que iban a celebrar el cumpleaños 60 de uno de ellos, en la cima.
Nos desviamos del camino de terracería hacia una explanada, para buscar “nuevos caminos” hacia nuestra meta. Seguimos caminando hacia un bosque más brumoso que me hizo recordar el viaje anterior y que teníamos que buscar un camino o crear uno, pues era campo traviesa.
Oh sorpresa, un nuevo amigo apareció, un pedazo de rama: Palo; que se convertiría en mi nuevo apoyo para conquistar Cerro Viejo (recordemos que el año pasado Braulio era mi apoyo y “murió” en el cumplimiento de su deber). Los caminos se volvían cada vez más inclinados, así que, ya no caminábamos, sino que, escalábamos. No se hicieron esperar los resbalones.


Subimos un poco más y en un lugar un poco más plano decidimos descansar un poco. Seguimos media hora de camino y volvimos a descansar. Mientras avanzábamos, la vegetación iba cambiando, comenzamos con vegetación secundaria y continuábamos hacia bosque de encino, donde la temperatura disminuía poco, pero la diferencia se percibía.


En el bosque de encino, hayamos una cerca que subía el cerro y que a un lado de ella pasaba una manguera que transportaba agua. Cruzando la cerca, nos sentamos a comer: ensaladas de atún, lonches; comida sencilla de preparar.


Decidimos seguir a la manguera, la cual supusimos tomaba el agua de algún manantial. El camino era un poco inclinado, era pesado; perdimos ritmo y velocidad. Era más evidente el cansancio de todos. En la cabeza iba José, Paco, Itzia y Fanny, quienes llegaron a un pequeño tronco a esperarnos y descansar, luego llegamos Miguel, Jorge y yo. Esperamos un rato por los demás.


En ese descanso, Lucy llegó con una hermosa mariposa que según creemos era la reencarnación del ojo que, el año pasado creía haber perdido, después de sentir los efectos de la deshidratación. Estuvimos unos minutos después de que llegaran todos y continuamos caminando.


Nos deteníamos ocasionalmente a rellenar nuestras botellas con el agua que se escapaba de los hoyos de la manguera. El atardecer pronto llegaría y la temperatura descendía. El sudor se evaporaba de nuestra frente y de la espalda (si llegábamos a quitarnos la mochila).


En un punto, la manguera se desviaba de la cerca, se iba hacia la cañada. Tuvimos que decidir si seguirla o continuar en la cerca. Decidimos forjar nuestro camino, sin depender más que, de buscar siempre subir. Con muchísimo cansancio ya, con pasos más lentos y descansos cada par de minutos, comenzamos a llegar a la costilla; uno por uno íbamos llegando hasta ese punto, donde el sol parecía despedirse y yo perdía las esperanzas de llegar a la cima.


Jorge repartió pan en el descanso; nos encontrábamos a la espera de Lucy, quien iba al final, acompañada de Paco. Yo ya estaba cansada y sin muchos ánimos de seguir caminando. Pero, continuamos por una vereda ya marcada, que prometía un buen final.
Ya temblaba de frío y mis manos se helaban cada vez más. Caminamos… Comenzaban a divisarse las antenas, es decir, la cima tan anhelada desde ya hacía un año. Fueron momentos de alegría y satisfacción; sentir que realmente lo habíamos logrado, con mochila llena y mucho cansancio. Aún así, debíamos avanzar un poco más, atravesar la lomita, para estar frente a frente con el triunfo.
Llegamos a las antenas por grupitos, pues no llevábamos el mismo ritmo. Jorge y Fede fueron a buscar un lugar más bajo para acampar. Al encontrarlo, fuimos todos al encuentro. De camino había muchas hojas secas en las que nos hundíamos al caminar. El lugar de acampado era una pequeña explanada, desde la que se veía Tlajomulco y hasta Guadalajara (una gran mancha de luces).
Llamaron a formación y por fin después de ensayar un poco me decidí a gritar como Domrémy: salió bien. Nos fuimos a poner el campamento y descubrimos una plaga de insectos en el lugar, los cuales brincaban de un lado a otro.
Después fuimos convocados a cenar. El viento era muy fuerte y frío, impedía que se prendiera la fogata, pero al final se logró y, comenzamos a cocinar, en el caso de Lucy y mío: coditos con queso. La cena quedó un poco “chiclosa” y llena de bichos saltarines, pero estaba buena. Nos sobró un poco de comida, pues los bichos comenzaban a amargarla; así que hicimos un hoyo y la enterramos, no sin que antes, Lucy probara un último bocado.
Las luces de Guadalajara hacían que se viera pequeña y enorme a la vez, perecía que nosotros estábamos arriba de la gran metrópoli, casi viéndola en su totalidad, pero si la comparábamos con su alrededor, era una masa enorme. Nos fuimos a dormir, aguantando los bichos que se habían metido a la casa de campaña.
A la mañana siguiente, despertamos a una hora desente, pero nos levantamos tarde Lucy y yo, así que no desayunamos. Las actividades debían ser propuestas por cada equipo, los caminantes comenzaron con una actividad de desfogue (quitarle la pañoleta al otro, pues representaba la vida). La primera actividad desató la energía de los muchachos que al final, hicieron buenas jugadas caminantes versus jefes de sección (Jorge ya había vuelto de ir muy temprano a felicitar al scout que cumplía años y que acampaba cerca de ahí).


La siguiente actividad era la de los Jefes, que consistía en tres bases, en las cuales nos enseñaban a hacer nudos, amarres, tejidos y algo de orientación. El calor era un poco incómodo y los insectos revoloteaban por los lugares por los que pasábamos.
La siguiente actividad fue un bulldog, un juego en que no participé porque me sentía un poco mal, pero escuchaba los gritos de los chavos, que hacían eco en el lugar. Cuando volví, la actividad era el permanecer en un círculo delimitado al sonar el silbatazo, hubo gente que caía por el impulso que llevaban los demás y la decisión del jurado al parecer era un poco subjetiva a opinión de Lucy.
Como sólo observaba el juego, decidí caminar y fui hacia el lado contrario donde acampábamos. Mi sorpresa al llegar a un barranquito, fue la vista impresionante del Lago de Chapala. Antes ya había revisado un mapa junto con mi hermano y habíamos definido que era probable ver algunos lugares, pero el ver de un extremo Chapala y del otro (donde estaba el campamento) Guadalajara, fue algo que me dejó muy agradecida en ese viaje.
La vista era espectacular, así que decidí correr la voz, pronto estábamos todos viendo el Lago y tomándonos fotos. Una foto que se tomó en un árbol, requería de organización y de que en conjunto apoyáramos a Belén para que subiera al árbol, por lo menos echándole porras.
El siguiente punto en “la agenda” era descansar y comer, pedimos permiso para comer en la gran roca desde donde se veía Chapala. Esa comida fue toda una aventura, ir y venir por lo necesario para prepararla; que se olvidaban cosas o se caían en el camino; mantener el equilibrio de la lata de alcohol en la piedra al igual que la cazuela en la que cocinamos nuestra rica machaca.


Pero al final, unos ricos tacos de machaca, una vista impresionante y un descanso sobre la piedra bastante merecido. Un rato antes de que nos llamaran, llegó Jorge a buscar algún buen lugar para esconder su “geocache”, publicar las coordenadas en internet y que alguien encontrara después los objetos escondidos (uno de ellos, el nudo de la pañoleta de Lucy).
Después fuimos llamados a actividades, que corrían a cargo de las caminantes, jugamos átomos; en la búsqueda de separar a Diego y a Gustavo, Lucy se lastimó su espalda (los chavos giraron impulsando a Lucy y ocasionando que se estirara bruscamente la espalda y cuello), quedando por un rato en estado inmóvil. Jorge y Federico fueron en busca de agua, bajando por un barranquito que se encontraba a un lado de nuestro campamento.
A Lucy se le aplicó medicamento para el dolor, pero era necesario transportarla al área de acampado (ya había sido revisada, para descartar alguna lesión grave). Se construyó una camilla con camisolas y dos troncos de madera y, fue llevada al campamento, aunque la camisola de Belén sufrió una rasgadura. Al final la dejaron en la casa de campaña donde se quedó descansando hasta la hora de la cena.
Mientras tanto, los y las caminantes se divertían cantando y jugando, Belén y yo, aguardábamos la llegada de Jorge y de Federico. Cuando llegaron, Jorge nos mostró las fotos de su pequeña travesía, nos dijeron que el agua se encontraba a más de una hora y que podría ser una opción para bajar por ahí, sólo debíamos someterlo a votación y definir el estado de Lucy, para que pudiera bajar tranquila.
Nos dirigimos de nuevo hacia las antenas, ya que no nos habíamos tomado fotos de la llegada a la cima. Nos tomamos fotos en diferentes poses, en la piedra a la que habían llegado el día anterior José, Itzia y Fanny (Lucy se quedó en la casa de campaña descansando).
De regreso saludamos a unos campistas que andaban por el lugar y fuimos al área de acampado de los otros scouts que ya se habían retirado, pero era ahí donde Jorge había encontrado una aguililla muerta e iba a mostrárnosla. Antes de volver al campamento, “fue puesta sobre la mesa” la situación en la que nos encontrábamos para descender el siguiente día: Bajar por donde habíamos subido, bajar por el camino ya definido o bajar por la cañada de donde podríamos reabastecernos de agua.
Todo dependería al final del estado en el que se sintiera Lucy, el domingo por la mañana. Regresando al campamento, los y las caminantes fueron a hacer ceremonias de comunidad, así que regresé hasta el campamento sola. Fui a ver a Lucy a la casa de campaña. Poco después llegaron los demás y de nuevo fue prendida la fogata para cenar y para que yo hiciera mi actividad espiritual.
Mi actividad consistió en un pequeño ejercicio de reflexión con los sentidos, para encontrar en ellos la presencia de aquél ente que hace que nos interrelacionemos con el universo entero; posteriormente cenamos y a las claneras nos tocó cenar avena. Después de convivir un rato nos retiramos a dormir de nuevo con los bichos, pero con menos frío que la noche anterior; Jorge por su parte, cambió desde esa mañana su casa de campaña a un lugar un poco más libre de bichos.
Ya en la casa de campaña se armó una rencilla para ponerle la pomada a Lucy para que sanara, pero al final aunque un poco molesta le coloque el ungüento y nos dedicamos a dormir. Los caminantes se pusieron a cantar “el árbol de la montaña” y componiéndole a la canción hasta alargarla bastante rato. A mitad de la noche tuve necesidad de ir al baño: la noche era tranquila, silenciosa, pero al acecho y las luces brillaban a lo lejos en la gran ciudad.


Al día siguiente nos levantamos a desayunar; pensábamos en hacer crepas Lucy y yo, pero dos huevos ya se habían roto, además de que era un poco complicado. Al final decidimos hacer chilaquiles e intercambiar comida con Jorge para obtener queso. Ya desayunados recogimos nuestras cosas y con la mejoría de Lucy, nos decidimos por la cañada.


Pronto nos encontrábamos en un camino inclinado lleno de hojas, por el cual nos patinábamos en ocasiones. Poco a poco las caídas iban sucediendo; yo caí varias veces en ese camino. Alrededor de una hora después llegamos al arroyo, bajamos hasta él para rellenar las botellas y seguir descendiendo. El clima cerca del arroyo era bastante diferente, ya nos encontrábamos en Bosque Mesófilo de Montaña, por lo tanto, era un clima húmedo y fresco.


De nuevo las botellas tenían agua; tomamos nuestras cosas y comenzamos de nuevo a caminar. Íbamos en fila india, intentando bordear cada cerrito, tratando de no subir. Después de caminar un rato, algunos chavos se toparon con unas plantas que les produjeron comezón y picazón.


A cada paso, sentía al lugar muy familiar; recordaba los paisajes de hacía un año. Nos detuvimos para revisar la ubicación en el GPS y en el mapa de Jorge, pues ya estábamos en un lugar más plano y parecido a lo que habíamos caminado de subida.
Seguimos caminando y de nuevo nos topamos con la manguera y la cerca. El suelo estaba muy accidentado en ese lugar, así que algunos, comenzaron a caminar en “zic zac”. Sin embargo, las carreras para ver quién llegaba primero, no se hicieron esperar.
Nos detuvimos en el mismo lugar donde el primer día habíamos comido. Aunque nos costó un poco ponernos de acuerdo en si ese, era el lugar correcto. Un rato después, nos dirigimos a retomar el camino de vuelta, es decir, no seguir a la manguera. Caminamos un buen rato; pero para variar, una pared nos esperaba con ansias.

Una sensación un tanto de impotencia y de preocupación me invadió al ver desde aquél barranquito, la primera explanada por donde habíamos pasado el viernes por la mañana y que llevaba al camino de terracería. Sin perder tiempo, Jorge nos llevó a rodear para encontrar un lugar menos inclinado para bajar.
Encontramos un camino que tenía señas rojas en algunas piedras, del cual ya teníamos conocimiento, pero que llevaba a San Gabriel. Aunque, ya habíamos quedado en vernos por el lado de Tlajomulco de Zúñiga para que nos recogieran.
Curiosamente volvimos a encontrar a la manguera; atravesamos una cerca. Caminamos un poco más y llegamos a la desembocadura de la manguera. Estábamos a punto de llegar, así que decidimos tomarnos una foto grupal y comenzar a saborear el triunfo de la nueva expedición realizada.


Llegamos al camino de terracería (el camino en donde habíamos comenzado la travesía). La felicidad ya corría por nuestras venas, al girar y mirar Cerro Viejo, se veía imponente. Las antenas se distinguían a lo lejos; y pensar que un día antes estaban a unos metros de nosotros…
Esperamos en una sombra a un lado del camino, la llegada de los autos. Mientras tomábamos fotos y yo me despedía de “Palo”. Las caminantes me lo pidieron para el banderín; la tarea de ese bordón ya había terminado, como apoyo en mi camino.


Volvimos y triunfamos. Conocemos nuevos paisajes, nuevos olores, sabores y alguna que otra nueva cicatriz. Conquistamos Cerro Viejo y lo hicimos como nunca nadie más, lo ha hecho…
Miriam G
S.L.P.S.




Secuelas de un Campamento al Cerro Viejo

Uff!! Se cumplía el aniversario de la caminata en cerro viejo la experiencia de los que en su tiempo sufrieron estando ahí.

Primeros kilómetros del Cerro Viejo
Primeros kilómetros del Cerro Viejo

Pues nuestra caminata empezó un viernes 16 de enero como a eso de las 8:00 AM y con retardos y olvidos terminamos saliendo del parque como a las 9:00, ya no recuerdo muy bien a que horas llegamos al cerro, y gracias a la ayuda de los papas pues nos dejaron un poco mas arriba de lo que debíamos empezar, con todo el entusiasmo sobre nosotros nos tomamos la foto de inicio para el recuerdo q no falte.

Pasando el bosque subcaducifolio
Pasando el bosque subcaducifolio

Al comenzar nuestra gran aventura, bueno eso se convirtió para mí después de pasar lo que pase, al principio la caminata se volvía pan comido pues era un terreno plano y con pocas subidas hasta que comenzamos a subir, solo recuerdo que pasamos por un lugar donde bebía el ganado y comenzando a subir pasamos por lugares casi obstruidos por árboles que tuvimos que cruzar como pudimos y cuando encontramos la vereda por donde pasaba una manguera y cerca de ahí paramos a descansar y comer algo, seguimos ascendiendo, esas subiditas la verdad que si cansaron un poco, en la parte de adelante iba yo muy cómoda con toda la energía y la verdad nunca veía la punta del cerro, yo, aun con energía tomaba fotos aun…,
Cuando por fin escuchamos la voz de José, y muy cerca, itzia y yo casi corríamos, pero no era lo mas alto aun nos faltaba.

Un descanso en la costilla del cerro viejo
Un descanso en la costilla del cerro viejo


Descansamos un momento cuando decidimos terminar de subir, y llegamos hasta las antenas, miramos el paisaje donde nos tomamos la foto en la cima, ya bajando un poco para nuestro lugar de acampado ya había oscurecido, todos empezaron a poner su campamento aunque hubiera demasiados bichitos así convivimos en la fogata donde todo a nuestro alrededor era una inmensa nube o neblina no sé que fuera nos rodeaba, al irnos a dormir, nuestro refugio estaba infestado de bichos, molestaban la verdad pero que tan malo podía ser, al despertar desayunamos, y a comenzar hacer actividades.

De noche en Cerro Viejo
De noche en Cerro Viejo

Las actividades fueron roba vidas o vidas algo así, átomos, donde lucí salió lastimada, un tipo de stop medio pero divertido, y el aprendizaje, hacer nudos, amarres y tejidos.

Casas de acampar - campaña
Casas de acampar

Ya para bajar decidimos ir por donde esta la cañada, comenzamos nuestro descenso, era un lugar con tantas hojas secas que resbalábamos a pero después fue aquí cuando las cosas comenzaron a pasar, cuando en mi mente se borró esa idea de lo que iba a contar al llegar a mi casa, ya no diría pues fue una caminata un poco pesada pero todo normal, no no no, al terminar ese pedazo de hojas secas y rodear al cerro, se comenzó a ver otro tipo de vegetación, había plantas mas verdes, plantas venenosas por todos lados, orquídeas, y cuando ya casi íbamos a llegar a la cañada fede, y gus venían delante de mi y migue, yuyin y no recuerdo si alguien mas venia atrás, cuando le digo a gus que tenia ganas de ir a hacer pis, y buscando un lugar para poder ir, le comente a fede para que se enterara cuando ummm, digamos q cuando di un paso no pude y pues ahí hice lo que no hacia en mas de 10 años!! creo, pues fue cuando ya no podía pasarme algo mas, por suerte me lleve un cambio que fue q me puse, la verdad creo que hubiera preferido que me picara una planta venenosa…

Fede, bajando la cañada
Fede, bajando la cañada


Al llegar a tomar agua a la cañada pues obvio los demás se enteraron y seguimos el camino… hasta volver a la milagrosa manguera que nos guió al camino de regreso, y salimos por un lado de donde subimos, ya caminando hacia el lugar donde nos recogerían los padres de nuevo, de igual manera tomamos la foto de cómo terminamos, y termino nuestra caminata un domingo 18 de enero…


Atentamente:
Estefania